Historia

 

Los orígenes de esta hermandad se remontan al año 1502, en torno a una Cruz situada al final de la Alameda, llamada del Rodeo, que servía de humilladero en la cuaresma y Semana Santa, donde los fieles y hermandades realizaban sus penitencias y rezaban el Vía+Crucis que en su peana estaba inscrito. Para llevar a efecto estos piadosos actos, los vecinos y cofradías rodeaban la cruz, adquiriendo de esta forma el vulgo del “Rodeo”.
En aquellos tiempos, los fines de la hermandad eran puramente de carácter funerarios, aportando a los familiares de los hermanos difuntos un crucifijo, paño mortuorio, candelabros y cirios, e incluso acompañamiento hasta su entierro. Estas obligaciones permanecieron constantes hasta el siglo XIX.

Se tiene constancia de la celebración de fiestas en torno a la Cruz desde principios del siglo XVII, años en los que la hermandad va tomando fuerza, siendo fruto de ello la ermita dedicada a la Santísima Cruz del Rodeo levantada por hermanos y devotos en 1646, en cuyo altar mayor se venero la mentada Cruz o una réplica de la misma, aunque existe otra versión de dicho levantamiento, atribuyéndose a la familia de los Ribera, pertenecientes a la Casa de Medinaceli, que en memoria del joven D. Perafan, resultado muerto a los pies de la Cruz del Rodeo por una puñalada en una reyerta el 15 de mayo de 1639, ordenaron levantar una capilla bajo el título de la Virgen del Carmen, patrona de los difuntos y Ánimas Benditas del Purgatorio, en aquel lugar para decir misa en su honor. Sobre esta historia no existen documentos fidedignos, sino tres leyendas distintas coincidentes en el hecho final.
Para adecentar el templo, los hermanos solicitaban al Arzobispado  elementos litúrgicos tales como imágenes de algún Cristo o dolorosa, cálices, paños para el altar, púlpito, cruces, cortinas, etc. Estas peticiones son una constante en las actas de la segunda mitad del siglo XVII, y primera del siguiente, debido a que los elementos eran cedidos tan solo por un año, y por tanto se solicitaban de forma anual.
A final de siglo, concretamente el 23 de junio de 1690, los hermanos de la Cruz del Rodeo realizaron su primer Rosario Público Cantado por las calles de la feligresía, siendo los segundos de la ciudad en realizar dicho culto religioso.

Durante el siglo XVIII tomó mayor fuerza el rezo del Rosario, llegando a realizarse diariamente. Para ello, la corporación contaba con las llamadas “prendas del Rosario”, que eran algunas insignias como la Cruz Alzada, faroles, y un Simpecado.
La actividad del Rosario se vio aún más avivada desde mediados de siglo, debido a un importante hecho acontecido el 19 de abril de 1752, cuando los hermanos de la Cruz del Rodeo aprueban en cabildo general la unión con la Congregación del Rosario de Ntra. Sra. Del Carmen, proveniente de la extinguida ermita de San Blas, trayendo al templo todas sus insignias y una imagen con la advocación del Carmen, la cual fue trasladada en rosario hasta la capilla de la Cruz del Rodeo el 30 de abril de dicho año.
Fusionadas ambas corporaciones, se redactaron nuevas reglas para la inclusión de los cultos carmelitas en el mes de julio, que fueron aprobadas finalmente en 1755, año de penurias para la hermandad por ver la capilla casi destruida en su totalidad debido al terremoto de Lisboa (Portugal) del 1 de noviembre.
Parece que en esta centuria la Cruz del Rodeo desapareció del lugar. Algunos cronistas fechan este hecho incluso en el siglo pasado, por lo que no puede darse veracidad del año exacto, al igual que es desconocido también su paradero, aunque en esto si coinciden varios historiadores y la costumbre popular, situándola en la nave derecha de la parroquia de Omnium Sanctorum. En el plano de Olavide de 1771, aparece la ermita del Carmen y el sitio de la Cruz del Rodeo.

Comenzó el siglo XIX de forma lamentable para la corporación, como para toda Sevilla, debido a la epidemia de 1800, que dejó casi sin hermanos la nómina de la hermandad.
Remontada esta triste etapa, se redactan nuevas reglas en 1815, siendo aprobadas el 23 de septiembre de 1819 por S. M. el rey Fernando VII, adquiriéndose de esta forma el título de ‘Real’. En estas reglas se incluía la defensa y creencia del Misterio de la Inmaculada Concepción de María. Este mismo año se une la hermandad a la Orden Carmelita.
En septiembre de 1885 se realizó triduo de rogativas ante la epidemia que cólera que amenazaba Sevilla, culminando éste con la salida de la imagen en procesión. Desde 1887, por falta de recursos económicos, se suspende la procesión anual de la Virgen, comenzando una de las etapas más difíciles de la corporación. Hasta entonces, la procesión anual era un motivo de fiesta para el barrio, quemándose fuegos artificiales y habiendo bailes hasta el amanecer.

El siglo XX fue semejante al anterior, pues la desolación azotaba la hermandad suspendiéndose constantemente los cultos anuales por motivos económicos o por ruinas en el templo debido a su deterioro natural o a las inundaciones de la zona que anegaban la capilla y que destruyeron gran parte del patrimonio de la hermandad. A pesar de todo, la función a la Virgen solía estar bien costeada y concurrida de muchos devotos, llegando a realizarse en julio de 1926 juramento de defensa de la Mediación de la Santísima Virgen en la dispensación de todas las gracias, siendo la primera hermandad de Sevilla en hacerlo.
En 1936, con el estallido de la guerra civil, aunque la capilla salió indemne de la quema de iglesias del 18 de julio gracias a la valentía de algunos hermanos unida con algo de suerte, la Virgen fue escondida en el armario de un oficial de junta, habiendo sido llevada en un baño de cinc desde la capilla hasta su casa, en la actual calle Peris Mencheta. Una vez repuesta al culto, en 1937 se consideró como ‘milagro de la Virgen’ que el templo no hubiera sufrido daños, resurgiendo con gran actividad la corporación, y saliendo tras cincuenta años la procesión de la imagen en el paso de la Virgen del Rosario de la calle Dos de Mayo. En ese mismo año, y en los dos posteriores, se restauró el poco patrimonio que se había salvado y se completó con numerosos estrenos, destacando entre estos la talla del paso procesional, obra de José Carrera Baena en 1939. En 1940 vuelve a realizarse culto a la Santa Cruz, en el mes de julio.
Estos buenos momentos no duraron mucho, y es que parece que la historia de esta hermandad va ligada a la pobreza y el sacrificio. Algunos años dejó de salir la imagen, y los cultos pasaron a ser triduo en vez de novena por falta de recursos económicos. Las limosnas y suscripciones seguían siendo su única fuente de ingresos, y la capilla volvía a necesitar obras cada pocos años. Sin duda, gracias al apoyo de la hermandad de Monte-Sión, la corporación pudo sobrevivir sobre la mitad del siglo, por lo que en 1960, con motivo del 400 aniversario fundacional de la dicha hermandad, la Virgen del Carmen procesionó hasta la capilla de la calle Feria en señal de gratitud, obsequiando a la Virgen del Rosario con un lazo de oro con perlas y el escudo carmelita. Pero en noviembre de 1961 una nueva inundación debilitó la estructura de la capilla al alcanzarse metro y cuarto de agua, por lo que en mayo de 1962 se desplomó la fachada, techumbre y campanario, provocando el exilio de la corporación a San Lorenzo, de la que regresó rodeada de importante gentío en rosario de la aurora en julio del año posterior.
En 1965, durante las Santas Misiones, la imagen fue a la zona 8 (Candelaria), centro nº 7 en las calles Golondrinas-Jilguero, de la barriada de Los Pajaritos. Desde esta fecha, una nueva etapa de decadencia asola la hermandad.
A partir de 1980 resurge casi definitivamente la corporación, tanto es así que el 16 de julio de 1982 la Virgen fue portada del diario ABC, y en 1986 la entrada de la procesión fue retransmitida por la Cadena Ser. Toda la década fue una de las mejores etapas de la historia, rehabilitándose la capilla, realizandose numerosas rifas para sufragar los gastos, estrenándose numerosos enseres e incluso dorando, tras casi cincuenta años, el paso procesional. En 1987, la Virgen del Rosario de la hermandad de Monte-Sión realizó su tradicional Rosario de la Aurora a la capilla del Carmen.
El buen hacer continuó la mitad de la década posterior, restaurando Jesús Santos Calero la Virgen en 1991, que procesionaba desde Omnium Sanctorum o San Clemente por nuevas ruinas en la capilla y recibía culto diario en la parroquia de Belén. Desde 1995 la historia volvió a su cauce tradicional, la escasez económica. En 1997 se plantea la Procesión Fluvial con la Santísima Virgen del Carmen.

En 2001 culmina la última restauración de la capilla, y la hermandad resurge nuevamente para escribir con letras de oro una década de importante alzamiento. En 2003 se celebró con gran magnificencia y el 'D aniversario Fundacional', presidiendo el Pontifical Extraordinario el Cardenal Arzobispo de Sevilla Fray Carlos Amigo Vallejo en el altar mayor de la S.I.Catedral. Año de cultos y procesiones extraordinarias marcadas por numerosos estrenos como el primer manto bordado de la imagen y el nuevo diseño del paso procesional. En 2010 se une la hermandad a la Orden Carmelita Descalza, y el día 15 de julio del mismo año, se realiza finalmente la ansiada Procesión Fluvial de la Virgen del Carmen.

Real, Ilustre, Fervorosa y Antigua Hermandad de la Santa Cruz del Rodeo y Nuestra Señora del Carmen
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